Chile y la certeza jurídica: ¿con quién hablar?

Cristóbal Liberona Peña

Durante décadas nuestro país gozó de dos características envidiadas en la región: la estabilidad política y la certeza jurídica. Dados los resultados del plebiscito de comienzos de septiembre, no está en dudas que mantenemos una democracia estable políticamente, pero la certeza jurídica empieza a transformarse en un recuerdo lejano.

En una reciente reunión en Chile, un inversionista extranjero comentó: “¿De qué certeza jurídica me hablan, si cambian el sistema tributario cada cuatro años?”. Esta frase muestra la disconformidad con la que se nos mira, pero también apunta a una realidad. En los últimos 12 años se han realizado cambios de fondo a nuestro sistema tributario que han menoscabado lo que nos caracterizaba.

“Pareciera que hoy las puertas no están abiertas para dialogar con las autoridades y plantear legítimas inquietudes. Dialogar no es lo mismo que escuchar”.

La reforma tributaria planteada por el gobierno del presidente Boric no viene si no a refrendar este comentario. Estamos introduciendo grandes cambios que tienen bajo o nulo efecto en recaudación, como lo señala el propio Informe Financiero del proyecto: el cambio al sistema dual de tributación recauda un 0,15% del PIB y la limitación del uso de las pérdidas un 0,04% del PIB en régimen. Así, un proyecto de infraestructura, que, aunque goce de protección a nivel del contrato de concesión, no tiene la misma seguridad a nivel tributario, afectándose profundamente su modelo de negocios con los cambios propuestos.

Esta falta de certeza jurídica se mezcla con otra sensación. Pareciera que hoy las puertas no están abiertas para dialogar con las autoridades, plantear legítimas preocupaciones y problemas que afectan a las distintas industrias. Dialogar no es lo mismo que escuchar. Un ejemplo de esto fueron los Diálogos Sociales de la Reforma Tributaria, donde expertos, académicos y gremios manifestaron profundos reparos el impuesto al patrimonio, pero que no fueron considerados a la hora de proponer un tributo que plantea serias dudas sobre su potencial de recaudación.

Luego de la reciente ronda de reuniones del ministro de Hacienda, Mario Marcel, con inversionistas extranjeros en Nueva York, cabe preguntarse con quién se reunirán estos cuando decidan invertir en Chile, quién garantizará la certeza jurídica y mantendrá abiertas las puertas para el diálogo para que no quede con la sensación de que sólo fueron escuchados en EEUU, pero no acá.

En tiempos de deterioro de la economía, la misión del ministro Marcel será asumir este rol y posibilitar vías de encuentro. Esto debe refrendarse en medidas concretas: en la etapa de indicaciones de la reforma tributaria, privilegiar cambios que generen ingresos fiscales, desechando, entre otras, el sistema dual de tributación. En segundo lugar, establecer una instancia de trabajo público-privada, que posibilite el diálogo permanente entre la autoridad y los distintos sectores productivos e inversionistas.

Solo de esta manera podremos construir relaciones duraderas con inversionistas, retomar el sitial que nos caracterizaba, donde se privilegiaba el diálogo público-privado y avanzábamos en competitividad gracias a nuestra certeza jurídica.